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Las bombonas de gas requieren precauciones específicas que muchos desconocen. Un error común en su almacenamiento puede generar situaciones de riesgo evitables con medidas simples.
El gas propano y el gas butano son gases de petróleo licuado (GLP), es decir son una mezcla de hidrocarburos que se obtiene de la refinación del petróleo crudo o del procesamiento del gas natural, por ende es un tipo de energía no renovable. El gas propano resiste a temperaturas muy bajas (- 44 °C) sin congelarse lo cual lo hace perfecto para climas fríos e instalaciones exteriores, se suele utilizar para proporcionar calefacción, agua caliente y usos en la cocina industrial.
Mientras el butano (- 0.5 °C) es más adecuado para climas cálidos, perfecto para instalaciones interiores y de uso para viviendas y negocios de hostelería por su capacidad de generar calor.
Ambos gases se pueden usar para uso doméstico o negocios en donde no se pueda utilizar gas natural. En su estado natural son incoloro e inodoro de ahí que se añade un odorante (mercaptano) para que sea perceptible y poder detectar las fugas.
Identificación visual
Las bombonas de butano tradicionales tienden a ser de color naranja, las de propano doméstico se identifican con una banda negra en el exterior y las bombonas ligeras de butano tienen una franja azul.
Para garantizar la seguridad del uso de las bombonas de gas es importante tener en cuenta ciertas precauciones como su manipulación, instalación y almacenamiento:
Se recomienda verificar que las conexiones y tubos flexibles no presenten desgaste ni estén caducados. También es importante asegurar que el regulador de gas funcione correctamente.
Una buena señal de combustión adecuada y buen funcionamiento es observar la llama de los aparatos, la cual debe ser azul, viva y estable. Si se presenta alguna irregularidad en el color o estabilidad, se debe llamar al técnico autorizado.
Además, es recomendable revisar constantemente si la bombona se está agotando. Un método sencillo para comprobarlo es verificar la temperatura: si la parte inferior está fría y la superior caliente, indica que aún hay gas. Esto permite anticipar el cambio de esta antes de quedarse sin suministro.
Revisión periódica de tu bombona de gas
La revisión de la bombona de gas es de uso obligatorio y debe hacerse cada 5 años a través de un instalador autorizado, de igual manera se debe revisar su fecha de caducidad para ser reemplazada.
El transporte de bombonas de gas está regulado por la normativa de seguridad industrial. En vehículos particulares solo se permite llevar hasta dos bombonas de hasta 15 kg, siempre en posición vertical y bien sujetas para evitar caídas. Estas medidas son de cumplimiento obligatorio tanto para distribuidores oficiales como para consumidores. La competencia de esta regulación corresponde al Ministerio de Industria, en el marco del Reglamento de distribución y utilización de combustibles gaseosos (Real Decreto 919/2006).
En caso de una fuga de gas debes tener en cuenta estas medidas:
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