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La biomasa representa una revolución en el uso energético, transformando materiales orgánicos cotidianos en una fuente de energía renovable altamente competitiva y respetuosa con el medio ambiente.
La biomasa constituye una fuente energética heterogénea que engloba múltiples materiales orgánicos, desde residuos agrícolas como rastrojos, hasta desechos forestales procedentes de la limpieza de montes y cuencas fluviales.
Esta diversidad se extiende a los residuos agroalimentarios generados por la industria ganadera, el aceite industrial usado y la materia orgánica que producimos diariamente como basura doméstica.
La Directiva Europea de Energías Renovables define oficialmente la biomasa como la fracción biodegradable de productos, residuos y desechos de origen biológico procedentes de actividades agrarias, incluyendo sustancias vegetales y animales, silvicultura e industrias relacionadas como pesca y acuicultura.
El material más utilizado para generar bioenergía es la madera, ya sea transformada en pellets, astillas, briquetas, serrín o leña tradicional, cuya combustión permite obtener calor, combustibles y electricidad de manera eficiente.
El cambio climático ha posicionado a la biomasa como una solución prioritaria para reducir las emisiones de carbono, mientras que los avances en investigación científica y técnica han optimizado significativamente su eficiencia y aprovechamiento energético. El escenario económico actual favorece la explotación de plantas de biomasa, beneficiándose además de las trabas burocráticas que enfrentan otras energías renovables.
Esta convergencia de factores ha permitido que la biomasa gane terreno como una oportunidad real para impulsar el desarrollo energético global de manera equilibrada y sostenible, especialmente en países como España, donde la abundante producción agrícola y ganadera facilita el acceso a las materias primas necesarias.
La energía de biomasa puede aprovecharse para generar calor, electricidad o diversos tipos de combustibles, adaptándose tanto a pequeña escala como en grandes instalaciones industriales. Los procesos de transformación se dividen en dos categorías principales:
Atento a la humedad de la biomasa
Si usas biomasa en casa, asegúrate de que la madera o pellets tengan menos de un 20 % de humedad: así logras una combustión más eficiente y evitas daños en la caldera.
La biomasa puede clasificarse en distintas categorías según su origen y propósito. Esta diversidad permite aprovechar fuentes naturales y residuos de forma sostenible, así como desarrollar cultivos energéticos especializados.
La biomasa destaca por ser rentable y asequible gracias a la elevada disponibilidad de materias primas, contribuyendo simultáneamente al buen aprovechamiento y conservación de espacios naturales.
Su integración en la economía circular permite transformar sus propios residuos, aprovechando incluso las cenizas como fertilizantes agrícolas y minimizando el impacto ambiental.
Esta fuente energética impulsa la creación de empleos y representa una herramienta eficaz para combatir la pobreza energética en regiones donde los combustibles tradicionales consumen una parte significativa del PIB. Además, reduce la dependencia de combustibles fósiles especialmente en sectores donde la reducción de la huella de carbono resulta compleja, como el transporte de vehículos pesados o la aviación comercial.
Los biocombustibles se dividen en primera generación, obtenidos de cultivos agrícolas alimentarios como aceites vegetales, y segunda generación, procedentes de residuos industriales y urbanos, así como cultivos agroforestales no destinados a alimentación.
El bioetanol sustituye a la gasolina utilizando maíz, remolacha, caña de azúcar y cereales, mientras que el biodiésel deriva de aceites vegetales, grasas animales y aceites de cocina reciclados.
El biogás, compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono, se obtiene mediante descomposición anaerobia de materia orgánica procedente de residuos ganaderos, agroindustriales y domésticos.
La energía térmica se genera a través de sistemas de combustión directa como calderas, estufas y hornos, mientras que la energía eléctrica se produce quemando biomasa en calderas para generar vapor que activa turbinas, alcanzando potencias de hasta 50 MW.
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Redactor de contenido SEO
Graduado en ADE en la Universidad de Valencia y Máster en Marketing Digital y E-Commerce, se une a Hello Watt para crear contenidos especializados sobre el mercado energético, aportando su visión estratégica y conocimientos en marketing digital.
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