Falta de cargadores eléctricos, el freno a la movilidad sostenible

El mapa de la desigualdad energética

Los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, revelan una realidad preocupante: amplias zonas de España carecen de infraestructura de carga rápida suficiente.

Las comunidades más afectadas son Canarias, Galicia, Extremadura, Murcia y Baleares, donde el número de cargadores rápidos por cada 1.000 habitantes oscila entre 3 y 10 unidades.

La situación es especialmente crítica si analizamos la densidad por kilómetros de carreteras. Canarias cuenta con apenas 3,3 puntos por cada 1.000 km de carreteras y Galicia con 3,5 puntos, mientras que Madrid lidera con 94,1 puntos de carga rápida por cada 1.000 km.

Las barreras del despliegue

El lento desarrollo de la infraestructura de carga tiene múltiples causas. Las distribuidoras eléctricas tardan hasta dos años en proporcionar suministro desde que se solicita la conexión; una barrera crítica que ralentiza enormemente la instalación de nuevos puntos.

Además, el sistema actual de subvenciones no incentiva suficientemente la instalación en zonas de baja densidad poblacional, donde la amortización de la inversión puede extenderse durante años. Esta situación perpetúa el círculo vicioso: sin cargadores, no hay demanda de vehículos eléctricos y, sin demanda, no hay inversión en infraestructura.

La importancia de la carga rápida

Los cargadores rápidos son fundamentales para el éxito del vehículo eléctrico, ya que permiten recargar hasta 200 km de autonomía en apenas 15 minutos. Sin embargo, representan una fracción mínima del total: solo el 26,1 % de los puntos de carga instalados superan los 50 kW de potencia, y únicamente el 8,7 % ofrecen más de 150 kW.

El panorama se complica aún más por los problemas de mantenimiento. Según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), el 22 % de los puntos de recarga instalados están fuera de servicio por averías, vandalismo o retrasos en la puesta en funcionamiento. Esto reduce significativamente la red disponible.

El camino hacia la sostenibilidad

Para acelerar la transición energética en el transporte, España necesita una estrategia integral que incluya la agilización de las conexiones a la red eléctrica, la revisión del sistema de subvenciones para priorizar zonas desatendidas y la mejora en los métodos de pago y gestión de las ayudas del “Plan Moves”.

La sostenibilidad no puede convertirse en un privilegio exclusivo de las grandes ciudades. Si España aspira a liderar la transición energética europea, debe asegurar que ningún territorio quede atrás en el despliegue de la infraestructura de carga eléctrica. Solo así se podrá hablar de una verdadera democratización de la movilidad sostenible.